BWV 779

14 de enero, 2023

Y de pronto me encuentro aturdida,
deslumbrada,
parada en un abismo blanco
donde todo es infinito,
no hay principio ni final;
pero, estoy pisando
algún lugar;
el piso no se ha ido,
no me ha dejado caer.


Uno puede volver cualquier cosa
en una señal,
un aviso,
una lección,
cuando tienes ante ti
un abismo sin principio ni final,
donde no ves
más que blanco
y cualquier cosa
se vuelve
el sentido al que necesitas
aferrarte.


Con mayor cuidado
y atención
construiré,

hasta que tenga que entregarme
al blanco e infinito abismo.


Evelia Rosas.

2019.

Lo que nos sostiene es,
quizá,
la ilusión de nuestro mérito.

A pesar de ello,
no hay cese ni tregua
que nos arrebate las ganas de rompernos
con infértiles sombras.

No nos sirve ser heróicas.
Y aún,
corremos,
en el cada vez más muerto andar.

Nos convencemos de estar exhaustas
Y aún, 
corremos.

Viajando, Evelia,
como si existiesen caminos.

Aliviando la sed, Evelia,
sabiendo que todo el mundo ama estar perdido
en los quietos lunares
de la turba.


Mis dedos huelen a naranja dulce.

2019.

Hace un par de años
eché al fuego bolsas con palabras.

En ellas hablaba de los collares que,
como a los perros,
me contienen,
y que yo misma ato a mi cuello.

De la cola que muevo
y de los ojos lastimosos
cuando espero la caricia.

De la pistola que aguarda
bajo el colchón.

De las obscenidades
y de vulgares palabras
en contra de dios.

A veces
no me siento bien
ni me siento a salvo.

Pienso en las cenizas
de esas bolsas con palabras.

Las toco me percato de que
mis dedos huelen
a ruinas.

Las nadas.

2019.

Huelo a poeta,
a loco,
a desgraciado,
a triste,
a ridículo.

Mi mente explota
cuando acepto que el olor
me alivia.

Este mundo mío, aprieta. 
Las nadas, bellísimas, me invitan a hacer vida.

¿De qué otra manera se quita uno esta asfixia? 

Hoy no sé en qué planta
se convirtió el ayer.

Las lágrimas que has derramado

ya no son los mismos zarcillos que se aferraban

a nuestras gargantas.


Esas teclas, numen,

acumulan un océano de sal.

Absurdos.

2019

Esta noche, los músicos lloran.
Distraídos por la belleza del mundo
y al tiempo destrozados.

Quiero saber por qué cada día,
como una plaga,
algo se sujeta a mi cuello.
Y aprieta.

No lo comprendo.

Entre tanto mundo
tengo tanto frío.

Esta noche, la tristeza que guardan los pianos 
se escucha en todos lados.

Cuando esté marchita,

por favor,

que canten los maestros.


Abrumador fue el mundo

en el que fuimos,

sólo para descubrir este cúmulo más,

pequeño puñado

de absurdos.

Macho.

2019

Me confecciono con despojos
donde las parcas te conquistaron.

Moriste 
en tu ambicioso y egoísta proyecto
de coleccionar flores.

Mientras tanto, construía mi casa
usando quimeras.

Pero mi casa cayó
cuando el techo casi tocaba el cielo.

Abrazada a los escombros
seguí soñando con mis solitarias manos,

casi tocando el cielo.

Me perturbo ahí con las últimas, 
ásperas imágenes,
que como puños me diste.

Sólo por hoy.

2018

Me permito permanecer inmóvil

en el desastre de mi vida.
Sólo por hoy
me permito sentir confusión
respecto a ti,
respecto a mí.

Ayer volviste
pero yo no.
Si sólo escribo referencias al amor,
¿dónde queda lo demás?

No me siento vacía
ni llena.
Sólo huérfana.

Postal para el precipicio.

2018

Me pertenezco menos
y el mundo se enreda,
como una soga,
a mi cuello.

Se pensaba.

2015.

          Se pensaba él, dentro de sí, que aquellos cuerpos de nadie no podrían juntarse más de lo que hoy la imaginación le permitía. Aquel otro ser, cualquiera, y ese, que se piensa a sí mismo, ¡cuán lejos de todo sentido estaba cualquier cosa pensando como ahora, como lo hacía ayer y posiblemente, mañana!

          Quiénes son ellos, los que van mirando sin mirar, y quién carajos es él, que se mira y los mira sin mirar. No es nostalgia, no es tristeza, no es deseo de justicia o de igualdad, pero la confusión es absoluta.

          Es abogado y eso es ancla en tierra de ese barco que parece tambalear en un océano ineludible. La religión de su madre, la de sus abuelos, la de los hijos que no tiene o la de la mujer que duerme a su lado, tan diferentes todas y tan iguales siempre, le grita en silencio lo absurdo de todos siendo ellos en la fe.

          Dice él y dicen las bocas ajenas que esa mujer a la que golpea en el día y ama en la noche es extranjera. Pero extranjero es todo y todos quienes no nos habitamos, piensa él. Ha intentado hacer caber el mundo en ese minúsculo cuerpo suyo, pero hoy descubre que no alcanza y que no tendría por qué. 

          Sueña. Como en una película, vuelve a su tierra pero no hay color. Su madre y su hermana, su abuela, su tía, su amante, su hija y todas la féminas del mundo nacidas y por nacer están de pronto frente a él, en una aparición maravillosa. Se concretan en una, se mezclan, se unifican y se vuelven la fe en la que crecen los lugares abandonados.

 Bestialidades.

2015

Maldita voy por vivir soñando
personas que no existen.
Encontramos y perdemos nuestra libertad en el camino,
abrazados el uno al otro.

Pienso en la bancarrota de nuestros sueños,
cuánto nos sembramos
aunque nada germine.

Aquellos.

2015

 Ya no eres uno, 
eres dos y hasta tres. 
Te has convertido un poco en aquellos, 
en sus sueños 
o lo que has creído 
que eran sus sueños.

Y no existes. 
No existimos.

Vas a casa a dormir temprano, 
a morir temprano. 
Montas el bus y caminas deprisa 
huyendo de hoy.

Estando entre cerca y lejos de casa 
deseas alcohol 
para festejar la soledad. 

Te pides escribiendo 
en hojas arrancadas 
que te arranques mejor los nombres 
de todos aquellos, 
que no mueras con ninguno en los labios.

Llueve agua sucia dentro de mí.

2015


A veces duele mucho, 
a veces lloramos todo.



Anestesias.

2015

Dime, guerrillero,
que te encajas a ti mismo el término para coserte un sentido,
¿no hay grandes luchas en las simples cosas?
Gritas a corazón abierto,
hablas de resistencia y revolución,
vas escribiendo en tu CV
tantas otras masas humanas con código de barras 
que te conquistan la esperanza.

Dime, guerrillero,
¿no es esa una comprensión que tropieza 
al concebirte a ti mismo como figura heróica
resbalando en una desconexión entre tú y lo defendido?

Dime, guerrillero,
para qué sirve una lucha contra algo 
de lo que se está empapado hasta los huesos,
qué tanto de ti es cierto 
y qué tanto es mercancía comprada 
en la tienda de los movimientos y las luchas sociales,
en la tienda de la estandarización de los sueños 
y de la homogeneización del pensamiento.

No hay coherencia y no hay sentido, 
y yo no sé si poco importa
reconocerse vivo y útil en nuestros contextos,
atado a la situación de ser persona 
y de ser masa al mismo tiempo.

Carta a nadie.

2012

A mi cuerpo se le van los huesos,
me desvanezco en todos ellos.

Lucho contra el cansancio,
sabiendo que no conseguiré
absolutamente nada. 

Del precipicio.

2010

Sigo cayendo.

Profundo.
Profundo.



Ojalá 
desde allí
todo fuera más claro.

2019 Guadalajara, Jalisco, México.
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